Después de una noche de presentaciones ardientes (como las de Metallica o Rage Against The Machine) los espectadores del concierto de Woodstock de 1999 —que intentó revivir el espíritu del mítico encuentro musical y alucinógeno de 1969— se enfrentaron a un día más relajado. Después de ver al viejo y siempre huesudo Willie Nelson —aunque las cámaras de TV poco seguían sus interpretaciones, estaban ocupadas mostrando lo que sucedía lejos del escenario: parejas semidesnudas, hierba, barro, tatuajes, hippies de antaño, jovencitos que trataban de entender qué pasaba, rockeros cansados— salió a escena el viejo Elvis Costello, con su guitarra y un amigo al piano.
¿Estaba loco este señor? ¿Podría despetar el ánimo del público con su voz y sus canciones? Al principio le costó, pero el experimentado zorro fue calentando a la afición con algunos de sus temas conocidos y con la voz rasgada en What’s so Funny ‘bout Peace, Love and Understanding. Dejó la tarima y los aplausos lo hicieron volver, ¿lo recuerdan? ¿No? Pues aquí está el remate de concierto de Costello, con una canción adecuada para la tarde nostálgica de un domingo (Alison) y otra para mover el culo de la cama en la mañana del lunes (Pump it Up). Con discurso y todo va este fragmento inspirado. Espero que les guste; dejen sus comentarios.
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