Sí, el último concierto que ofreció, a mediados de junio de este año (2011), fue un desastre, el público de Belgrado, la capital serbia, perdió la paciencia y la chifló por esa mediocre presentación. La británica Amy Winehouse hacía un esfuerzo tremendo por manternerse en pie y recordar la letra de la canción Back to Black, que retomaba después de oír al auditorio cantar. Muchos pensamos que era tan solo un episodio más de su díscola vida y aguardábamos (ingenuos) que esta diosa ganadora de cinco premios Grammy (los obtuvo en febrero de 2008) nos regalara otro álbum –se supone que en este 2011 conoceríamos su nuevo trabajo–.
Pero no, no habría más giras ni más discos para la inmensa Amy Winehouse que murió el pasado sábado 23 de julio en su piso de Candem Town, en Londres, 52 días antes de cumplir los 28 años.
Como lo dijo Diego Manrique en El País de España, «Amy pertenecía a otro club: era más bien la continuadora de vocalistas como Billie Holiday, Dusty Springfield, Nina Simone o Etta James. Algunas de ellas tuvieron hábitos tan peligrosos como los de Winehouse pero vivieron muchos años». Winehouse nos dejó dos discos, Frank (2003) y el conocidísimo Back to Black (2006) y nos quebró el alma con su partida antes de tiempo. Quisiera recordarla con esta canción de su primer álbum, antes del gran boom, antes del balazo de la fama, de los flashes paparazzi, de los titulares de la prensa rosa y ese concierto terrible del pasado junio. Aquí está la londinense cantando Fuck Me Pumps (Aquí la letra). Ojalá los de su disquera no vuelen como buitres sobre su tumba y expriman las maquetas de sus temas inconclusos para sacar recopilaciones oportunistas con olor a formol. Más de la muerte de Amy en este artículo de Time, no dejen de leer el de Rolling Stone; y aún más en este de The Guardian.
T.A.P.: The Anxiety Project 
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