No fue culpa de Yoko (la mujer de John). Tampoco fue culpa de Linda Eastman (la esposa de Paul). El final, la disolución de los Beatles, llegó de manera natural y apenas lógica. Con el paso de los años se convirtió en lugar común el señalar a la esposa de Lennon como la causante del desastre y del rompimiento de la armonía entre los cuatro miembros de la banda, pero no fue solo su presencia inquietante y a veces incómoda en el estudio de grabación, o en las oficinas de Apple –la compañía fundada por los músicos– la que llevó a la decisión de terminar con el grupo.
Si se repasa en detalle lo que pasaba entre John, Paul, George y Ringo al terminar los sesenta, el final estaba ahí, se podía intuir. Brian Epstein, el manager de la banda, y el único capaz de mantenerlos unidos, había muerto en 1967. John presionó para que su nuevo representante fuera el poco ético Allen Klein, decisión que respetaron Ringo y George, pero que Paul nunca aceptó; de hecho, entre ellos dos solo había silencio. Los últimos momentos felices de los cuatro fueron durante las grabaciones del álbum Abbey Road (1969). Después ya no hubo Beatles. Solo pedazos. La culpable no fue Yoko. El que dio la estocada final o la patada en las pelotas a sus compañeros fue John; él manifestó su interés en disolver la banda en una reunión oficial entre ellos. Como lo recuerda claramente Philip Norman en su detallada biografía John Lennon: The Life, fue este quien dijo: «Yo fundé la banda, yo la disolví; es así de simple».
Pero el disco que terminó de empeorar las relaciones entre los Beatles fue el Let It Be. No sé si todos ustedes conozcan bien lo sucedido, pero, antes de realizar el Abbey Road, el grupo había tenido unas infernales sesiones de grabación tratando de darle vida a un álbum que en principio se llamaría Get Back. El resultado fue un desastre. Después de oír lo que habían hecho sintieron vergüenza y dejaron el material ahí, abandonado. Lennon lo calificaba como una «mierda». Pasados los meses, y en armonía, crearon Abbey Road. Al parecer el Get Back se quedaría en el olvido para siempre. Pero Allen Klein, el apoderado de la banda no estaba dispuesto a perder el jugoso porcentaje que cobraría con un ‘nuevo’ disco de The Beatles así que comenzó el rescate de ese material inédito. Hizo una jugada memorable, contrató como productor a Phil Spector, quien gozaba de la admiración de los cuatro miembros del grupo. Él rescató esas canciones. les dio sentido.
Paul McCartney estaba muy cabreado con el resultado final, no le terminaba de gustar el toque que Phil le había dado a las composiciones y menos que hubieran cambiado el nombre del disco de Get Back a Let It Be. Intentó buscar apoyo en esos tres músicos que antes habían sido sus amigos, pero no encontró ayuda alguna. El Let It Be salió a la venta en mayo de 1970, ese fue el último álbum oficial de estudio de los Beatles. Fue la ‘obra’ final, una de la que no se sentían orgullosos, sin embargo, como lo recuerda Philip Norman en su libro: «Después de todos los esfuerzos, el Let It Be ganó un Oscar y un Grammy como mejor banda sonora original, mientras que el álbum llegó al número uno tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos, y finalmente permaneció en los listados de popularidad durante más de un año. Para John no había la menor duda de que el salvador de ese trabajo había sido Phil Spector».
Los Beatles jamás volverían a juntarse en un estudio. Cada uno comenzó sus proyectos en solitario. John lo decía así: «Fue algo natural. No fue el gran desastre. La gente aún habla de eso (la disolución de la banda) como si se tratara del fin del mundo. Fue solo el rompimiento de una banda de rock. Nada importante…». Bueno, John, en realidad sí que fue importante. Poco tiempo después Lennon, tras su larga terapia psicológica intensiva con Arthur Janov, lo cantaba así en el tema God, que hizo parte de su disco Plastic Ono Band: «I don’t believe in… Beatles».
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