Sé que mi esposa y mi hija estaban al borde de la locura porque este fin de semana (largo), después de comprar una edición especial de ese fantástico disco doble llamado The Beatles (que muchos conocemos como ‘El Álbum Blanco’), grabado en 1968, las únicas canciones que sonaron en casa durante las siguientes 48 horas fueron las ahí grabadas. Gran pieza musical.
Un banquete que comienza con Back in the U.S.S.R. y termina con Good Night (sleep tight). Hace poco salió otra edición especial, monofónica, aquí hay más del tema. A mí me pone nostálgico, me pone down, el final del primer disco, con I Will y Julia, la canción que John le dedica a su madre (si no conocen la historia, la mamá de Lennon murió atropellada por un auto). Pero lo que en realidad me conmovió fue ver a mi hija Antonia, de seis años, desplegar los cuatro cuerpos del la caja del compacto para revisar los rostros de los cuatro Beatles. Ella ya sabe que «John y George ya no están», y que «Paul y Ringo siguen vivos». Ojalá algún día, cuando yo, al igual que John o George, ya no esté, ella me recuerde con alguna de las canciones de este álbum. Ojalá con I Will.
Y aquí I Will, versión del ‘Salmón’ Calamaro.
T.A.P.: The Anxiety Project 
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